Hay personas, que lo único que buscan es hacerte perder el tiempo y no valoran lo que les das. Esas personas hay que tenerlos lejos, pues con ellos es como arar en el desierto. En cambio hay otro tipo de personas con los que pasas miles de horas hablando y soñando con lo imposible, pero en ese momento que estás con esa persona, todo te es posible: eres feliz y te sientes tanta dicha que pareciera que el tiempo no existiese, pierdes la noción de todo, sólo importa lo que estás viviendo... aunque sea un breve momento.
Ten cuidado en quien confías y les cuentas tus problemas, no todos los que sonríen son tu amigos. Pues la verdad que es una gran frase, es toda pura verdad. A quien no le ha pasado que confía en uno que considera su amigo, le cuenta sus secretos intimidades y cosas personales, y se acaba dando cuenta que lo va contando a tus espaldas, te quedas con una cara.
Mis amigos de Internet, como cada semana aquí estoy saludándoles, enviándoles un abrazo inmenso, sintiéndome tan cerca de cada uno de ustedes que me permiten siempre estar en su corazón, conocer cada uno de sus sentimientos porque igual que yo nos abrazamos en la distancia y nos llenamos de nuevas emociones que compartiremos en algún momento con todos y cada uno de ustedes, a veces la tristeza nos inunda, y necesitamos de una mano amiga, y sabemos que al sentarnos frente al computador nos llenamos de ese calor que tanta falta nos hace, muchas veces no conocemos el rostro de quien nos abriga en su amistad, pero eso no es tan importante como conocer nuestros corazones.
Si las hermanas se llevan muy bien, no hay mucho que decir: su unión no puede ser rota con nada. Es más fuerte que una amistad y está por encima de cualquier situación. Puede haber peleas, competitividad o celos, pero todo eso desaparece cuando la hermana tiene una necesidad. La unión es espiritual, es inquebrantable. “Si mi hermana me necesita, allí estaré.—
