Camino y camino, mirando el horizonte, preguntándome dónde estarás. Solo escucho el eco de mis suspiros y el sonido de las olas del mar en la playa que soñamos caminar juntos algún día. Pero aunque no estés aquí, deseo que seas feliz, mi querido/a. No importa dónde estés, te deseo la felicidad que mereces.
Deja que la sonrisa adorne tu rostro, que tu mirada trasluzca esa paz interior. Llénate de felicidad con lo que haces, de la manera en que vives: plena y consciente de que todo está bien; y lo que no, tiene solución. Si hay algo que te molesta, simplemente, déjalo marchar… y que se disuelva con el viento.
Lo importante fue quererte, tenerte, permitirme amarte más allá de todo y de todos, dejarme arrastrar por el placer y la emoción de tus ojos y el olor de tu cuerpo. Sabes que te deseo lo mejor en la vida, que no importa qué camino elijas ni quién te acompañe. Me importa que seas feliz y que puedas lograr tus objetivos, tus sueños, que la vida te sonría todos los días y que en algún momento recuerdes aunque sea un segundo los momentos que juntos pasamos... Y el final.
